El Riad Sable Chaud fue una experiencia encantadora. El desayuno delicioso, la cama enorme y el personal amigable hicieron que nuestro tiempo allí fuera único. 😍

La pizza italiana en un restaurante cercano me voló la cabeza, ¡una delicia! Además, la cama de la habitación era tan cómoda que me sentía como en una nube. Wert pa'morirme de gusto.

Al principio, las callejuelas para llegar al riad parecían un laberinto, pero con el tiempo me di cuenta que eso es parte del encanto de vivir en la Medina. Todo sigue brillando a pesar de esa pequeña aventura.

Decoración encantadora, una cama enorme y a solo 15 minutos de la plaza principal. El ambiente tranquilo y la limpieza excepcional hacen que te sientas como en un sueño.

El WiFi es más lento que un caracol en vacaciones, ¡me costó más cargar mis selfies que hacer turismo!

encanto y pequeños detalles

El desayuno era una experiencia deliciosa y variada, con opciones preparadas al momento que te llenan de energía para el día. La habitación era acogedora y contaba con una vista impresionante al jardín, ideal para relajarse después de un día explorando.

La conexión a internet puede ser lenta en algunas áreas del hotel.

la terraza es perfecta para leer o tomar el sol. las calles son confusas al principio.

Este lugar me queda perfecto, tiene todo lo que necesito como wifi gratis y un área de comedor al aire libre. En mi primera visita, el personal fue muy amable con mis padres ancianos, lo recuerdo con cariño. Sin duda, regresaré para unas vacaciones.

Un lugar acogedor en el corazón de Marrakech

La habitación era muy cómoda, y los desayunos preparados al momento incluían una deliciosa variedad de platos típicos, algo que sin duda me llenó de energía para explorar la ciudad. Además, la atención de Momo fue excepcional, siempre dispuesto a ayudar con las excursiones. Pero, las pequeñas callejuelas pueden ser un poco intimidantes al principio para quienes no están acostumbrados.

Recomiendo este lugar para parejas buscando tranquilidad

La tranquilida era increíble, especialmente al estar en la terraza donde solo se oían pájaros y agua corriendo. El desayuno era abundante, con platos que me cargaron de energía, todo un lujo después de un largo día explorando.

No fue barato, pero aún así, lo considero aceptable.

La habitación era enorme y muy acogedora. La cama era comodísima, perfecta para descansar después de un día explorando. Y el agua de la ducha salía calentita, justo lo que necesitas. La decoración era hermosa y daba un ambiente muy agradable. Lo único que podría mejorar sería la conexión a internet, que a veces era un poco lenta.

La cena fue buena, pero el dueño parecía antipático cuando no compramos excursiones.